En el camino del aeropuerto a la ciudad
del Puerto de Veracruz hay un famoso motel (telo, hotel de paso) que exhibe una
creatividad de promociones legendaria entre turistas y locales. Tiene espacios
individuales que cubren el vehículo del cliente con una lona una vez que
estaciona para proteger su privacidad, un compromiso que los empleados reiteran
en todo momento de su estadía.
Las promociones actuales incluyen un
incentivo de veinte pesos, cerca de un dólar estadounidense, para el taxista
que lleve parejas o grupos al establecimiento. Los resultados han superado con
creces las expectativas de estos genios del marketing, quienes además han
logrado segmentar al mercado de manera brillante y simple. Los precios varían según
el horario. Luego, tras mencionar el precio más alto, tienen la puntada de
decir "igual de bara".
“¿Donde habrá un motelito cerca, señor taxista?”
“Uy, pos hay uno no taaaaan cerca pero es el mejor del mundo mundial.
Les va a encantar. Si yo tuviera la suerte de estar con una mujer tan guapa y
elegante, no lo dudaría ni un minuto!”
*El pasajero se da cuenta que no tiene opción de evitar la vergüenza de
pedir que lo lleven a uno que no sea tan caro. No le queda más que aceptar la
sugerencia.
“Dele para allá entonces, confío en su criterio”
$20 pesos
Una vez que se le pregunta al taxista, hay solamente un camino.
No comments:
Post a Comment